La apacibilidad de la vida sencilla en contacto con la naturaleza

Contemplación, es la palabra que viene a mi mente cuando escucho la palabra Apacible, esta foto de mi hijo en el campo, donde el ama estar, desde niño se crio entre la naturaleza y el campo y después de 20 años de estar echando polvo en mil fronteras, alejado de su chaco y su arenal, anduvo hurgando el horizonte, alejado de sus montes, de su gente y su raíz, supo, que no hay cielo y no hay estrellas más cercanas y más bellas como las de su país, ¡Regreso a casa!

La contemplación que El hacía en ese momento significaba más de lo que otra persona podía imaginar, sus ojos miraban algo que el añoraba vivir y tener, renuncio a muchas cosas importantes para el mundo, por venir a cumplir su sueño en Bolivia, la foto fue tomada en la Golden Hour (hora dorada), en el mundo de la fotografía, es un concepto que hace referencia a los minutos que transcurren entre la puesta del sol y la oscuridad total. El cielo suele tener color oro, como el nombre indica y las sombras cálidas y suaves, creando un tono mágico a la imagen. Su sueño se cumplía era la Golden Hour que el abrazaba y había contemplado desde su niñez.

“Se me vino a la mente esta frase que leí en algún libro: Rico no es el que más tiene sino el que menos necesita.

Formar la conciencia de nuestros hijos en construir sus valores en lo eterno y no en cosas pasajeras, que no tendrán valor cuando ya no estés en este mundo, es contemplar lo apacible de una vida sencilla y muchas veces invisible ante los ojos naturales, las cuales se oyen, se sienten, se huelen y se prueban, mientras que  el mundo sobrenatural se revela por medio de estas dos palabras: Apacibilidad e invisibilidad.

El desapego por las cosas naturales y la contemplación son vías para comprender los vacíos de la existencia, deseos, ambiciones o preocupaciones del mundo y sus ilusiones.

Existe una conexión única cuando salís de una ciudad tan desordenada como la nuestra, programar vacaciones en familia, soltar la rienda por unos días, mudarte a una esfera donde podés contemplar nuevos horizontes, la naturaleza canta su existencia en ella, la perfección de una rosa, la puesta de sol, el canto de un ave, la luz de un amanecer, el destello de una estrella, son miradas al desapego de las cosas naturales, y admiración contemplativa de lo eterno.

La soledad es vital para llegar a la contemplación de  tu interior, investigaciones han demostrado que la práctica regular de estos momentos, incrementa el grosor de la corteza cerebral en áreas involucradas en la autoconciencia, procesamiento sensorial, y regulación emocional, así como habilidades de atención a situaciones y momentos que dejaste de observar, volver a los estados reflexivos  y de conexión con nosotros mismos, a partir del cual podemos tener una disposición más balanceada hacia el mundo.

Otro valor o principio importante que nace de la contemplación es la Compasión, la compasión es la capacidad de reconocer y responder al sufrimiento empezando con usted mismo, y al sufrimiento de los demás con cuidado y preocupación.

¿O acaso no se ha equivocado? ¿Qué sucedió en su interior cuando paso?

¿Será que la pared que está construyendo ahora es la correcta?

Contemplación es mirarte en el espejo de tu mente y, si te miras, no tengas miedo de observar y, si observas, sé autónomo, reconoce tus defectos y, si los reconoces, sé analítico, no te castigues ni te menosprecies; está siempre listo para recomenzar y, si recomenzas, sé contemplativo, haz mucho de poco; de esta forma, te convertirás en el autor de tu propia historia. En este sentido, en el conocerte estará el desarrollo de la consciencia, pero no en un sentido de acumular conocimiento, sino de entendimiento de la conciencia misma, este desarrollo se da a través de las experiencias que se presentan a lo largo de nuestra vida, partiendo desde la noción de existir.

 Si tiene que detenerse y cambiar de rumbo, no se vea como un fracaso, es experiencia, es un camino que ya sabe que no debe desandar, eso es sabiduría.

Compasión por usted mismo, de que es un ser humano imperfecto que tiene el derecho de equivocarse esta virtud desarrolla, atención, conciencia para tener habilidades de afrontamiento adaptativos ante las dificultades de la vida, la vida es breve,  y por ser tan breve, debemos vivirla a conciencia, la naturaleza es sabia, las flores no brotan en primavera, sino en el rigor del invierno, en primavera solamente se manifiestan, date una oportunidad, no tengas miedo de los inviernos, es la época de las flores. La persona que tiene un porque para vivir, puede soportar casi cualquier adversidad que el mundo te traerá y tocará tu puerta.

Para alcanzar este balance del que estoy hablándoles entre una vida activa y una vida contemplativa, es necesario Desarrollar la Conciencia, (esa pequeña voz dentro de usted que le asegura qué es lo correcto y lo insta a hacerlo)  virtud humana que solo los seres humanos poseemos por ser creados a imagen de Dios, que te permiten no solo funcionar dentro de los roles sociales, sino sentirte pleno con el momento presente, contemplando el legado que te permita transcender desde ahora, y haciéndote la pregunta ¿Qué impacto deseo dejar en este mundo?  ¿Cuándo ya no estés en la tierra?  no importa la edad que tengas, los supuestos e inevitables conflictos que acarrea vivir, el proceso que nos debe llevar este desarrollo de la conciencia es lo que podes construir día a día, desde ahora, para dejar un Legado de impacto en este mundo.

“La mejor forma de encontrar sentido en la vida es hacer algo que sea significativo para los demás” Viktor Frankl

El mundo solo habla de la Omni-abarcadora palabra Libertad, no importándose de los demás y del efecto que sus decisiones y comportamientos causan en las personas que lo rodean.

Necesitamos construir al lado de la Estatua de la Libertad en Nueva York, otra Estatua que se llame Responsabilidad, para enviar un mensaje pleno  a la humanidad, mostrando que ninguna de estas dos cosas pueden estar separadas,  la libertad está enfocada en el “Yo” por tanto hizo al mundo egoísta, inhumano, narcisista, enfocado netamente en la autorrealización.

Esa conciencia no puede estar separada de la responsabilidad ellas forman una unidad, integran la totalidad del ser humano, todo ser es un ser-en relación, su manera de vivir impactara la vida de otro ser humano,

El hombre es tan solo en la medida que se comprende desde la transcendencia, el hombre resuena y reverbera (reflejarse en una superficie que no lo absorba) cuando deja un legado a la humanidad, quitando los ojos de sí mismo, y empezando a edificar a otros, de esa manera será edificado a sí mismo.

Activa la Contemplación de tus actos, medítalos, si están haciendo ese bien que transciende, que resuena, que reverbera, que es responsable con el débil, ayuda al prójimo, encuentra una causa mayor que tú mismo, que transcienda cuando ya no estes, el éxito es el resultado de trabajar en lo que nos apasiona y que tiene un impacto positivo en la vida de los demásla verdadera riqueza no se encuentra en las posesiones materiales, sino en las relaciones humanas y el amor

Recuerda mientras meditas contemplativamente, La verdadera grandeza se encuentra en servir a los demás, y hacer del mundo un mejor lugar.

Les dejo un reflexión del escritor Augusto Cury  en su libro “mujeres inteligentes” sobre la contemplación que El hizo de la Virgen Maria y su sentir personal sobre ella, espero de corazón que te motive a seguir creciendo, no te detengas, la fe motive a construir tu historia.

Una niña entre las higueras…

 El calor agredía la piel y el hambre rondaba el cuerpo. Vivir era un arte en aquellos difíciles tiempos. Una niña paseaba entre las higueras, observaba cómo el sol abrazaba los brotes y cómo sus diminutos frutos se redondeaban como la luna creciente en noches plateadas. Una mente contemplativa nacía en medio del desierto.

 No tenía mucho, pero lo tenía todo. Ropa humilde, corazón inmenso. Transparente, gustaba por lo que era, no por lo que tenía. La niña creció, liberó su imaginación y se arriesgó a viajar a lugares distantes. No a los confines de la Tierra, sino a las capas más íntimas de su planeta psíquico. Bebió de la fuente de los filósofos sin conocerlos, se enamoró del arte de la interrogación.

Osada, miraba hacia arriba y se preguntaba: «¿Quién es el artesano que construyó las ideas y los planetas? ¿Quién es el autor de la existencia que confeccionó el átomo y el espacio? ¿Qué pensamientos se representan en el anfiteatro de su mente?».

 Una niña diseñaba las bases de una mente analítica. Creció, llegó a la adolescencia. Hizo del arte de agradecer su cáliz diario y del arte de cuestionar su pan de cada día. Homenajeaba la existencia, daba las gracias al sol y a la lluvia, a la risa y a las lágrimas, al drama y a la comedia.

 Su mirada se fijó en un joven de manos callosas. Las pesadas cargas y el roce de las herramientas lo volvieron tosco por fuera, pero no le robaron la sensibilidad que tenía dentro. Se enamoró. Un corazón palpitante, una emoción que burbujea: sería un matrimonio más que construiría una historia simple.

 Pero cuando ya creían que el uno iba a caer en los brazos del otro, de repente el amor se interrumpió. Todo amor pasa por pruebas y la de ellos fue casi insoportable. En su pequeña habitación, acostada en un rústico colchón de paja batida, con la cabeza apoyada en una almohada medianamente cómoda, soñaba con su futuro. Para ella, una vida sin sueños era una emoción sin aventura, una mente sin creatividad. Soñaba con su historia de amor, con su casa, con sus hijos y con las estrategias para sobrevivir.

Cuando navegaba por las aguas de su imaginación, un misterioso personaje invadió sus aposentos. Su corazón palpitó; sus pulmones, sedientos de oxígeno, se abrieron; sus ojos, asustados, miraron atónitos.

 Debería haberse marchado, pero, para nuestro espanto, se quedó. Su cuerpo gritaba «¡Huye!», pero su mente imploraba «¡Quédate!». Recibió la más espectacular de las invitaciones. No estaba escrita en letras doradas ni papel refinado. Se trataba de una invitación oral, dirigida a sus oídos, a los lugares más recónditos de su mente.

El mensajero le reveló que el Artesano de la existencia, Aquel que ella buscaba entre las líneas de sus pensamientos, había llevado a cabo un concurso con millones de participantes. Reyes, reinas, nobles, plebeyos, ricos, miserables, filósofos, iletrados, teólogos, legos… en fin, miles de personas.

Era un concurso de belleza, pero de la más excelsa que existe: la belleza interior, la belleza que el tiempo no apaga, que el poder no domina, que el dinero no compra y que el culto a la celebridad nunca podrá seducir. «Tú eres la elegida. Te quedarás embarazada y darás a luz a un niño. Él será grande y será llamado hijo del Altísimo.»

Ella sería la mujer más famosa de la historia, la mujer entre las mujeres, la más elogiada y la más querida. Su luz iluminaría a generaciones, su historia sería contada en todas las artes. Sería incluso la única mujer exaltada en prosa y verso en el Corán. Pero la fama no la seducía. Bajo la perspectiva de la psicología y la filosofía, nunca se vio a una joven con una mente tan discreta y contemplativa

El mensajero se fue sin dejar rastro. Confió en la mente analítica, contemplativa y autónoma de aquella adolescente que probablemente debía de tener unos quince años. Su luna de miel con la vida se vino a pique. La verdad es que las cláusulas de la invitación eran como para preocuparse. ¿Quién entendería aquel embarazo en una época en que las prostitutas corrían el riesgo de ser lapidadas? ¿Qué explicación daría a la sociedad? ¿Qué palabras tranquilizarían la ansiedad de su hombre? ¿Quién la apoyaría? El mundo se hundiría bajo sus pies. ¡Y así fue!

Marzo 2025, Maria Cristina Justiniano de Añez



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